El
paso de las horas y un adiós que ya no besarás.
Como
volver atrás para sentir como lo hacía
antes.
Me
busco, sé que algunas cosas han cambiado pero estaré bien, el tiempo te cambia, lo cambia
todo.
Tal vez,
por eso, siento repudio por todo. Creo
que ha pasado la oportunidad, esas que solo se asoman y se desvanecen con
rapidez y no veo una nueva para aferrarme con fuerza y salir hacia delante.
Me
giro y miro detrás pero ¿dónde estás? ¿Por qué te has ido?
Pensé que no huirías,
que te quedarías hasta el final contemplando el futuro.
No corras por favor, no puedo seguirte, no
puedo respirar, ¿puedes oírme?
No te siento, no te puedo ver...
Divago
en las adversidades de este profundo mar de sensaciones,nadando como una
anguila a contracorriente.
Ya no es como era antes, como si nunca hubiera
existido, como si nunca hubiera existido tu nombre, como si nunca hubiera
significado algo.
Me observo
frente al espejo pero ya no me refleja, no sé quién es esa persona,
la que era
un día, puede que no vuelva…
Ahora, yo y la que fui nos sentamos en el umbral
de mi mirada destruyendo los recuerdos que tuvimos en mi mente en tiempo
pasados.
No puedo cavilar, en que quizás, siempre me pasará lo
mismo. Todo me irá imperfectamente. Que
me fijaré en quién no es para mí.
Un día me dedicaron esta frase, en la cual creo imperturbablemente.
Y es que, Marwan me escribió en su libro La triste historia de tú cuerpo sobre el mío, "el amor que fue nunca vuelve, pero el amor
siempre lo hace". Yo elegí esa página para que me la firmase y fue una sorpresa, me fascinaron sus líneas para mí.
¿A caso no soy digna
de algo bueno? ¿A caso tú, no lo eres? De un amor de existencia sin ningún tipo
de tormento, ni patrones que se repitan, ni historias del pasado que vuelvan.
¿Puedo ser feliz?, ¿puedo sentirme libre?, ¿pueden simplemente quererme? Y que me quieran tal y como soy. Las preguntas perennes en tú mente.
Dicen que el amor dura aproximadamente entre dieciocho meses
y dos años. ¿Nunca te has enamorado cada día de tu vida eligiendo siempre a la
misma persona después de diez años? Observándola siempre, cuando te mira,
cuando duerme, cuando te habla, cuando te sonríe, cuando haces el amor. Enamorarte siempre de esa sonrisa eterna que
le provocas tú. Enamorarte de su pelo,
de sus miradas, de su piel, de sus enfados, de su mal humor.
Déjame decirte, los seres humanos somos luz y sombra. Abraza
mi sombra, mis tinieblas y podrás y amarás
mi luz, mi brillo, mi fulgor.
En el fondo creo que nadie condiciona para que le den los
buenos días, que le den las buenas noches, no hay necesidad. Hazlo siempre que
quieras pero sin esperar nunca nada a cambio.
El amor puro consiste en eso, dar sin esperar recibir. Ser libre amando. Decide quedarte en mis noches y en mis días,
solo salta y te llevaré donde nunca has llegado.
Siempre pido que no me hagan sentir sola, que aunque puede
que alguien esté cerca, parezca que yo estoy lejos. Que no me hagan sentir como
si hubiese un cristal entre nosotros, que simplemente nos refleja en modo
alguno que no somos.
Si es una historia corta o larga, qué más da, es tú historia. No debemos estrangularla, pidiendo. Ese es mi
error. El error de todo el mundo.
El amor nunca se pide, ni se ruega, ni se exige. El amor se
siente, vibras, lo sientes en ti y en tu alma dejándolo fluir.
Dios no borra nada de tú vida así como así, te da algo
mejor. Te da justo lo que necesitas, y de ninguna manera puede ser más perfecto
que tal y cómo es.
Hay que vivir en el presente, no existes aún en el futuro y
dejaste de ser en el pasado, solo queda el ahora. Piénsalo, relájate y vive, es lo único que debes hacer.
Un día, como cualquier otro sales a la calle, pero justamente
sales ese día. Un día de noviembre como podría haber sido de diciembre. Una
noche tranquila a pesar de muchos temporales. Y allí lo ves, ves a esa persona
que en un segundo te arranca el corazón. Sientes el frío en tú alma y te preguntas ¿cómo es posible? Lo
tengo bajo llave.
Y piensas, -no me hagas esto, tengo muchas heridas abiertas
que quiero cerrar. No te lo lleves ahora-. Pero eso no lo decides tú, ni nadie.
Ni si quiera la persona que se lo llevó, que tal vez sea solo para jugar con él
o para curarlo y devolvértelo sano.
El destino te pone en el lugar adecuado, te pone en el
camino y no intentes salirte, porque de nada sirve. Al destino no le importa cómo te sientas, si
estas triste, si no, si es el momento adecuado o no. De nada sirve que te
empeñes una y otra vez, y que digas, -por favor, haz que esto pare porque creo
que me estoy mareando y no sé en qué dirección voy-. Ya no distingues lo que está
bien y lo que está mal. Tal vez, puede que odies al destino y lo ames a la vez.
Al destino le da igual, y creerme lo que digo, aunque sientas que todo
te sale como tú lo esperas, no es porque tú hayas ido al encuentro y te salga todo como
quisiste. No, no, la razón es el jodido destino que parece a veces disfrutar viéndote como pierdes la cordura. Y que justo en el momento en el que te ibas a
ir, te quedas. Por alguna razón te quedas.
Después, miras hacia un lado y entras. El destino te lleva
agarrado de su mano, para revelarte todo, para que de una vez te des cuenta. Y te
habla seriamente. -¿No has tenido suficiente? No me eches las culpas a mí. El
camino que te di era fácil pero eres testaruda, no te juzgo por tus hechos, te
perdono y así como yo te perdono y no te juzgo, el resto que más da. Quítate
los fantasmas del pasado, no sufras y confía, pero no en mí si no en ti. Lo que
te doy es fácil, fluye, lo sientes, lo ves, pero no sé porque no lo quieres
reconocer. Lo que tú haces te sale mal,
lo notas. No sigas por ahí y cierra tus heridas, porque las tienes curadas.
Cuando has escuchado todo eso atentamente, lloras. Lloras con un llanto insaciable y es cuando llega el momento y te rindes.
Me la presentó un amigo en un bar, hacía el frío típico de
diciembre. Delgada, castaña, pelo largo, vaqueros azules ajustados, camiseta
negra, zapatillas y una sonrisa espléndida. Sinceramente, no sabría describir
si su físico era espectacular o era ella en sí.
En cuanto la conocí, pensé, quiero verla otro día.
Era este tipo de chicas que no le importa el qué dirán, si
baila bien, si baila mal, si se equivoca o no, si flirtea contigo porque le
apetece hacerlo solo para sentirse sexy… Si bebe demasiado o fuma mucho… etc.
Si la detallo y describo al milímetro, mentiría. Seguirían
faltando muchísimas sensaciones, expresiones, miradas… Nunca podríais imaginarla.
Solo puedo decir que era ese tipo de personas que te sientan bien.
Yo iba a estar en esa ciudad por unas semanas, con lo que
debía olvidarla rápido, sin ilusiones y complicaciones. Pero por favor, ¡no me la quitaba de la mente! Como me cogió
para bailar y me dio abrazos, como me sonreía, me hablaba, me regalaba su
energía en general.
Era menor que yo diez años, era perfecta y el único defecto
era yo.
Me resultaba tan interesante y curiosa que estaba
enganchado. Esa es justo la palabra. Enganchado de ella, como una droga
adictiva y prohibida y ¡todo lo
prohibido es tentador! Quedamos tres veces y en la tercera cita… ¿Qué hice? Os lo explico.
Mi casa. Botella de vino, fresas, música, hice el amor con
ella hasta las 06:00 am. Después, la besé hasta las 11:00 am y la lleve en
coche a las 12:00pm. Gafas de sol,
cigarro en la boca y mi mano enlazada a la suya mientras no metía la marcha del
coche. Ella me miraba y sonreía tan dulce que se me caía la baba. Parado en el semáforo y a punto de dejarla en
su apartamento.
Cuando se bajó del coche, baje la ventanilla y le pregunté ¿te veré pronto? Y lo que me contestó fue, solo si tú quieres.
A las 14:30 pm, sonaba en mi cabeza ¡solo si tú quieres!
Pero ¿y eso qué significaba? Maldita frase que me quitó el
sueño.
Entonces, ¿ella quería verme? Solo quería verme si... ¿yo a
ella también? No quería verme. Sí. No. Sí,… ¡Le voy a escribir un mensaje. ¡Un
momento! ¿la debo llamar? ¿Y si piensa que soy un pesado? A ver, mejor le
escribo, ¿no?
Eran las 20:15pm, me
había enamorado, sin duda alguna.
Y… ¿qué hice después? Nada.
Dos días y nada. Me iba a la semana próxima, ¡tres días me
quedaban!
El móvil me sonó, ¡mensaje!
Uf, menos mal que esta
chica es de tomar iniciativas, - ¿Nos vemos esta noche?-.
Maldita noche que no quería que terminase. Risas y más
risas, charlas… nos echaron del pub y ella me dijo ¿qué te parece si nos
quedamos aquí a dormir? Era un famoso hotel de la ciudad. No tarde ni una
milésima de segundo en decir, ¡vale!
Las horas pasaron y
llegó la mañana de enero con un brillante sol. La lleve a su apartamento
y hablamos. Fumamos un cigarrillo y la besé cómo cuando sabes que será la
última vez. Nos despedimos con un abrazo.
Regresé a mi ciudad donde trabajaba. Hablamos un par de
veces y siempre era distante con ella. Se hacía notar la tensión y ella no me
escribía como antes. Hubo una tarde en la que me armé de valor y la llamé.
Tenía que hacerlo, como el hombre maduro que era. Le dije que debíamos dejar de
hablar, que lo nuestro no tenía rumbo y que aquello que pasó, fue solo algo temporal, lo pasamos bien y debíamos
seguir con nuestras vidas.
Tan impredecible fue su respuesta, que un mes después la
llamé perdido. La llamé como un loco enganchado y con el mono de hablar con
ella, escucharla reír y sentirme bien. Le invité a venir a mi ciudad a pasar
unos días.
Lo que ocurrió tras eso fue, -¡oh! no puedo, lo siento-. Ella
estaba quedando con un chico. ÉL era guapo, atractivo, simpático y totalmente digno de
ella.
Y ahí estaba yo, sentado en mi sofá con cara de idiota,
lamentando lo capullo que fui.
¿A quién se le ocurre dejar escapar a alguien así? Alguien
que te rejuvenece, te hace sentir bien, te ilusiona, brota en tú sangre la
felicidad y vuelves a reír a carcajada resurgiendo de las cenizas de amores
pasados.
Esas personas son como un cometa, pasando rápido en tú
oscuro cielo. Aparecen en el momento oportuno y te hacen soñar de nuevo.
A quién se le ocurre…
Hace dos inviernos, la recuerdo y pienso en ella sonriendo
siempre.
No sabemos lo que nos espera… miro atrás y digo, lo pensé y
realmente lo hiciste. Yo lo cree a través de ti, construí tu propio
universo. Te saqué de las tinieblas y te sentiste libre.
¿Te acuerdas lo que solo imaginabas y lo viste hecho
realidad? Solo tuviste que visualizarlo para ver cumplidos todos tus objetivos.
¿Te acuerdas de ese día que llovió tanto? Fueron varios días, no
paraba. Pensaste que no dejaría de llover en meses pero en unas semanas salió
el sol. Las nubes se alejaron, algo te hizo "clic" y volviste a salir a la calle.
Y ¿qué opinas de lo que jamás pensaste que vivirías? Todo lo
que has hecho. Sé qué es duro, a veces se olvida todo lo que podemos llegar a
ser capaces pero yo estuve ahí, contigo, siempre. Incluso cuando la gente pensó
que había desaparecido que ya no volvería o que no me reconocerías al verme.
Ahí estuve, acompañándote en todo instante, observándote, animándote a que
siguieras hacia delante. Sé que lo hemos pasado mal y bien en muchas ocasiones,
lo mejor de todo es lo que hemos aprendido y lo fuerte que nos hemos hecho.
Seguimos hacia delante, sin nada que perder y con mucho que
ganar. Aún queda mucho amiga y yo te agarraré fuerte de la mano. Recuerda que
antes que nada somos tú y yo en nuestro caos infinito, en nuestro propio
cosmos.
Agárrate con fuerza a las cosas que te hagan feliz, no te
preocupes por nada que aún no haya pasado, hacerlo es una tontería y sobretodo
no pienses en algo que ya pasó, porque eso se fue y desapareció. Haz que
desaparezca de tu interior, deshecha lo que no necesites, sonríe, si quieres
estar triste hazlo yo no te lo impido y si yo no lo hago el resto que más da,
estamos juntas amiga. Ahora, eso sí, no estés más triste de lo debido.
Vive todo lo que puedas porque si has aprendido algo
importante es que, las oportunidades son como un tren, o te subes o se van. No
vuelve de la misma manera en la que se fue. En ocasiones ni vuelve. El tiempo pasa y
todo queda y lo que nos queda es lo que nos empuja adelante. Quiéreme y cuídate amiga.
PD: Tu esencia. I got soul, but I'm not a soldier.
Tendría la oportunidad de nadar en sus ojos, en su
pensamiento y en su sonrisa. Me hacía sentir como en mi hogar.
Aquella noche, cuando la cogí de la mano, ella me miró, se
acercó más a mí y rozó su piel con la mía. Me agarro el brazo y yo la rodeé
acercándola a mí. Supe que estaba perdido en su olor, en su pelo, en su cuerpo
que deseaba tocar, unir al mío y… suspirar.
Y esa noche la abrace fuerte, tanto que tuve frío porque
sabía que ella se iría. Algo pasaba y sé que no debía estar más tiempo a solas
con ella, pero no quería que acabase la noche. La necesitaba y mi corazón
también.
De repente desapareció, y no hubo una noche más oscura que
aquel día. La vi desvanecerse a lo lejos. Se esfumó entre mis brazos, como el humo de mi cigarrillo y se
perdió en el infinito de mi universo.
Las manillas del reloj se pararon y me
sentí perdido porque sabía que esta historia había llegado al final o tal vez
al inicio de algo.
Al inicio de romper con mi pasado, sentirme libre y en paz conmigo mismo. De
aceptar mi presente en el que ahora solo estaba ella y que toda esta historia
me enseñaba a quererme y a no hacer daño a alguien más.
¿Y ahora? No sé si te volveré a ver pero está claro que no
será fácil olvidar tu encanto natural que emana solo del amor que sientes, el brillo que sale de tus ojos, un alma libre. Lo que yo soy, es lo que consigues que yo sea solo al verte
pasar. Take me back to the night we
met.
Tal vez coincidamos en mi esperanza, no tengo prisa y
mientras me conformaré con el recuerdo de cogerte por el hombro, acercarte a mí y curar mis heridas, mis miedos
oscuros y mis melancólicos deseos.
Aún tengo en mi mente tu olor y tu abrazo perpetuo.